jueves, 10 de enero de 2008

Fotos invernales






sábado, 5 de enero de 2008

Noche Vieja 2007




martes, 25 de diciembre de 2007

El Cristo de Cabrera

Todos los 18 de junio se celebra la festividad del Cristo de Cabrera, quizá la romería más tradicional de Salamanca. El Cristo de Cabrera se encuentra en el interior de la Ermita del mismo nombre, a 2.5 km de Las Veguillas y aproximadamente 30 de Salamanca, en pleno Campo Charro. La ermita se erige en el medio de una finca ganadera de encinas. Simplemente por pasar el día en medio del verdor típico del campo salmantino en esas fechas ya merece la pena hacerle una visita. El lugar, normalmente solitario y que invita al visitante al recogimiento, bulle de gente, de puestos donde se venden almendras garrapiñadas y otros dulces, de tamborileros charros y de romeros.

El Cristo es románico, tallado sobre un tronco y policromado, y está custodiado por la orden de las Carmelitas Descalzas, religiosas que viven en un edificio contiguo. Durante la fiesta del 18 de junio abandona el templo para procesionar, tras la tradicional misa. La ermita, una pequeña y sencilla construcción encalada en blanco, del siglo XII, se llena ese día de peregrinos que acuden, en su mayoría, a agradecer al Cristo los deseos concedidos. A pesar de dos capillitas laterales es muy pequeña para albergar al gentío deseoso de celebrar el día. Se estima que el número de peregrinos llega a los 20.000 cada año, llegados de todas partes de España. Muchos de ellos aprovechan las frescas horas de la noche para llegar andando hasta la Ermita, y es muy frecuente encontrárselos en el arcén de las carreteras cercanas.

La veneración a este Cristo tiene su origen en el siglo XVII, fecha en que comienzan a encontrarse escritos que dan cuenta de esta devoción. Sobre él cuenta la leyenda que en numerosas ocasiones su imagen ha intentado ser destruida o trasladada a otro lugar sin conseguirlo. En concreto en la época de la invasión francesa quemarlo pero no llegó a arder y durante la Guerra Civil se la intentó trasladar pero los bueyes se negaban a caminar.